Grandes
escándalos sexuales en Hollywood
Muy pocas figuras del mundo
de la farándula están exentas de los escándalos. Los alborotos protagonizados
por cantantes o actores ganan fuerza gracias a los medios de comunicación, los
cuales, en muchos casos, son manipulados de tal manera que no cuentan la
historia verídica y opacan aún más la imagen de algún personaje celebre. Los
grandes escándalos ocupan las primes planas de los periódicos y tienen más
tiempo en la televisión que cualquier otra noticia relevante, y a veces, dejan muy
en claro la hipocresía y la doble moral del público.
Escándalo en un mundo silente
Los escándalos de carácter
sexual han estado presentes en Hollywood desde la época del cine mudo.
Adulterio, violaciones, entre otros casos, han sido pan nuestro de cada día en
la zona cinematográfica más grande del continente americano desde que el
séptimo arte sentó sus bases en California, lugar donde los excesos no tienen
escrúpulos. Uno de los escándalos más sonados durante la época del cine silente
es el del actor Roscoe Arbuckle, quien desde el éxito, cayó en picada hacia el
deterioro de su carrera, y de su vida.
De apariencia robusta y
bonachona, “El Gordito Arbuckle” (como era apodado) fue uno de los más grandes
actores cómicos de la época del cine sin sonido, cuyo humor se basaba en las
caídas y los golpes. Compartió créditos en diversas producciones con otros
grandes exponentes del cine mudo, como Buster Keaton, Mabel Normand, y el
inverosímil Charles Chaplin. Ya séase en películas o cortometrajes, la imagen
de Arbuckle era sinónimo de éxito, tanto que firmó un contrato con la
productora Paramount por el total de un millón de dólares, cifra record en
aquellos años.
Pero lo que sería una
extensa y brillante carrera en el cine, llego al ocaso de la peor manera
posible. Estando en la ciudad de San Fráncico, Roscoe se encontraba hospedado
en el hotel Saint Francis, acompañado de los directores Lowell Sherman y Fred
Fishbach, con el único propósito de descansar. El 5 de septiembre de 1921,
organizaron una fiesta en el lugar, a la que invitaron a varias mujeres, entre
ellas Virginia Rappe, modelo y aspirante a actriz de 30 años de edad. Conforme
el festejo avanzaba, Rappe empezó a sentir un malestar, por lo que llamaron al
médico del hotel, quien le diagnostico a la joven mujer una intoxicación. Cayó
en coma y murió el 9 de septiembre de 1921. Los médicos forenses concluyeron
que su muerte se debió a una lesión en la vejiga, la cual le había provocado una peritonitis.
Según Maude Delmont, amiga
de Rappe, las lesiones le fueron provocadas por Arbuckle, introduciéndole una
botella de vidrio por la vagina. Aunque esta teoría fue apoyada por el fiscal
de distrito de San Francisco Matthew Brady, era del todo dudosa, puesto que
Delmont no había estado presente en la fiesta, además de tener fama de
extorsionista. La desinformación y manipulación de medios hicieron que los
hechos nunca fueran esclarecidos, y se originasen rumores sobre lo ocurrido,
algunos a favor del actor, los cuales argumentaban que Rappe había muerto a
causa de un aborto mal practicado.
Se le juzgo por homicidio,
fue llamado a declarar, negando su responsabilidad por lo ocurrido. Los dos
primeros jurados no llegaron a un acuerdo sobre el caso, y el tercero le pidió
una disculpa a Roscoe, declarándolo inocente y deseándole suerte y éxito. No
obstante, su carrera ya no se recuperó. Fue rechazado por los estudios para los
que alguna vez trabajo y se prohibió la distribución de sus películas, bajo los
dictámenes del código Heyse, el cual dicta los criterios morales en
producciones fílmicas. Vendió todas sus propiedades para pagar los honorarios
de sus abogados, se divorció, y se volvió alcohólico. Trabajo como director en
cortometrajes, y participo en otros proyectos que incluían la nueva tecnología
del sonido, pero los permisos de exhibición le fueron denegados. Obtuvo un
contrato con Warner Brothers para el papel de un personaje protagónico en una
película, pero falleció a los pocos días a causa de un paro cardiaco, el 29 de
junio de 1933.
Y fue así, como Hollywood
empezó a experimentar lo sucio y bajo que puede ser la industria
cinematográfica.
Cuando
la política se encuentra con Hollywood
El que una figura política
tenga una relación sentimental e íntima con algún miembro del mundo de los
reflectores no es un caso aislado. Casos como el de Carlos Saúl Menen
(presidente de Argentina entre 1995 y 1999)
y su relación con la modelo chilena Cecilia Bolocco, o el de Gustavo
Diaz Ordaz (presidente de México entre 1964 y 1970) y su relación extramarital
con Irma Serrano, son solo pequeños ejemplos de lo que pasa en una sociedad
gobernada por el poder y el delirio pasional. Pero, ¿Qué pasa con la política
estadounidense?
Sea el puesto que sea, la
política de los Estados Unidos ha caído varias veces en el escándalo a causa de
hechos pasionales. Muchos aun recuerdan con vergüenza el alboroto que causo Mónica
Lewinsky, la asistente de Bill Clinton, el 42º presidente de Estados Unidos,
cuya prueba máxima del suceso sexual era un vestido azul manchado con semen del
mandatario, el cual había conservado sucio por consejos de Linda Tripp, amiga
de Mónica, quien fue la que desato el altercado. Este episodio, que puso en
jaque al país entero, fue llamado “Monicagate”, y es considerado el más grande
escándalo sexual del siglo XX. Pero décadas antes, la Presidencia de la súper
potencia fue testigo de uno de los escándalos más memórales de la historia, del
cual aún se sigue hablando.
Marilyn Monroe fue la figura
más representativa de lo que es ser una sex symbol. Icono pop por excelencia,
sostuvo una relación sentimental con John F. Kennedy, 35º presidente de Estados Unidos. Monroe le canto a Kennedy “Happy Birthday Mr. President”, ante miles de
personas en el Madiosn Square Garden. Sostuvieron un romance, el cual no pasó
desapercibido, pues no se preocuparon en lo absoluto por ocultarlo. Hay quienes
afirman que también se vinculó íntimamente con Robert, el hermano menor del
presidente, y que ambos le revelaron a la actriz secretos de estado. Algunas
teorías conspirativas afirman que la trágica muerte de Monroe, ocurrida el 5 de
agosto de 1962, fue producto de un plan organizado por la familia Kennedy.
Los
claroscuros de un ídolo
Roman Polanski es un
reconocido director de cine polaco-francés, cuya carrera inicio en Europa con
gran éxito, pero el resto de su vida ha estado marcada por la tragedia, teniendo una existencia llena de contrastes.
Por un lado, gozo de gran privilegio en Hollywood con películas como El Bebé de Rosemary (1968), la cual es
considerada una de las mejores cintas del género de terror. Mientras dirigía La Danza de los Vampiros (1967) conoció
a la actriz Sharon Tate (foto), de quien se enamoró, y se fue a vivir con ella a
California. Pero por el otro lado, Polanski experimento fuertes experiencias
que atormentaron su vida. La primera tuvo que ver con Tate, quien, embarazada
de ocho meses, llevaba a cabo una reunión con un grupo de amigos en su casa de
Bel Air, cuando al lugar entraron miembros de la “familia” de Charles Manson,
quienes los asesinaron. Esto ocurrió el 9 de agosto de 1969, y al enterarse de
la notica, Polanski viajo de forma inmediata desde Inglaterra hasta Los
Ángeles. El Pianista (2002) fue una
gran obra notoria de Polanski, con la que gano el Premio Oscar por Mejor
Director. No obstante, no asistió a la ceremonia de entrega puesto a que es
prófugo de la justicia estadounidense, debido a un escándalo sexual desatado en
la década de los 70’s.
Después del asesinato de su
esposa, Roman continúo con su carrera en Estados Unidos. Aunque gozo de gran
éxito, remarco que no quería estar dentro del margen hollywoodense. En 1976,
contrato a una joven de 13 años de edad llamada Samantha Geimer (abajo, foto), para realizar
una sesión fotográfica que, según en propias palabras del director, serian
publicadas en la prestigiosa revista de modas Vogue. Tanto los tratos como las
sesiones se realizaron con la ausencia de los padres de la joven. Una nueva
sesión fue llevada a cabo el 10 de marzo de 1977, en los jardines de la casa
del célebre actor Jack Nicholson, en Los Ángeles, donde al parecer, cuenta
Geimer, Polanski abuso de ella.
Según el testimonio de
Geimer, el director la obligo a ingerir alcohol, y se dice que también la hizo
consumir drogas relajantes. Polanski sostuvo un encuentro sexual no consentido
con la joven, bajo un estado de ebriedad. En las fotografías tomadas por Roman,
se aprecian botellas y copas de champaña. Cuando la madre de la chica supo lo
ocurrió, acudió con las autoridades y estableció una denuncia en contra del
cineasta, quien fue detenido y acusado de violación, abuso de menores y
administración de sustancias prohibidas.
Polanski hizo un trato con
las autoridades, al declararse culpable por el delito menos grave (relaciones
sexuales con una menor) y aceptar la sanción de este, hecho que lo llevaría a
quedar libre bajo fianza. Pero alguien dio conocimiento al realizador de que el
juez a cargo del caso no aceparía dicho trato, y que de encontrarlo culpable de
los delitos pasaría 50 años en prisión. Por tal motivo, se dio a la fuga a
Francia, país que no puede extraditar a sus propios ciudadanos, ya que cuenta
con la ciudadanía de dicha nación. El caso sigue abierto, y desde 1977 el
cineasta no ha vuelto a Estados Unidos, pues sería arrestado de forma
inmediata. Siguió con su carrera como director, evitando viajar a otras
naciones, dado a los tratados de extradición. En 2002, la revista
estadounidense Vanity Fair público un artículo que mencionaba que el autor
cinematográfico había comido en un restaurante, en camino a los funerales de
Sharon Tate, en donde había abordado a su coche a una joven modelo, con
intenciones sexuales. Polanski demando a la revista, y tras testificar en vídeo recibió
una indemnización de £50,000 libras
esterlinas.
La victima ahora es una
mujer mayor de 50 años, quien aún concede entrevistas narrando los hechos. En
cambio, Roman Polanski, hasta la fecha, sostiene que todo había sido planeado
por la familia Geimer para extorsionarlo.
Un
mal en las venas de Hollywood
La Madre Teresa de Calcuta dijo una vez que “el sida es un castigo justo por una conducta sexual inapropiada”. El sida si es a causa de una conducta sexual inapropiada, al no tomar medidas de seguridad, pero no es un castigo, sino una consecuencia. Desde que esta terrible enfermedad apareció fue estigmatizada, y hasta la fecha se dicen cosas gravemente erróneas, que hacen difícil controlar su propagación. En días recientes se sobrevino un griterío cuando el actor Charlie Sheen declaro públicamente ser portador del VIH. Si bien la noticia causo un enorme eco en los programas de espectáculos, lo cierto es que hubo un caso mayor referente a esta enfermedad que causo revuelo en una época donde el sida era poco conocido.
Rock Hudson era uno de los
galanes de moda en la década de los 50’s. Actuó en películas donde compartió
créditos con bellezas de la época, como Elizabeth Taylor, y otros adonis de
aquellos años, como James Dean. Actuó en comedias románticas, amasando grandes
fortunas y convirtiéndose en el delirio de las jovencitas, quienes se pusieron
celosas ante su matrimonio con Phyllis Lucille Gates, secretaria de su agente,
en 1955, el cual, a pesar de durar muy poco, tuvo amplia cobertura por parte de
los medios impresos y audiovisuales. Su carrera empezó a tener un declive entre
los años 60’s y 70’s, a pesar de tener diversos papales en proyectos para cine,
televisión y teatro.
En 1985, apareció en un
programa de televisión, por invitación de Doris Day. Los medios hablaron en
repetidas ocasiones de la mala imagen del actor, quien tenía una pésima apariencia
y se le dificultaba hablar. Ante la presión de los periodistas, el equipo
médico de Hudson y sus asistentes dieron a conocer que el actor padecía cáncer
en el hígado. El 25 de julio de ese año, Hudson, desde la ciudad de Paris,
informo que en dicha ciudad recibiría un tratamiento medico, además de comunicar
que realmente estaba siendo afectado por la enfermedad del sida, que le había sido
diagnosticada un año antes. Un documento oficial declaro que había contraído la
enfermedad por una transfusión de sangre infectada, llevada a cabo después de
una cirugía que le practicaron al actor en 1981. Rock falleció el 2 de octubre
de 1985, en su casa en Beverly Hills, tras varias semanas al cuidado de médicos
y el asecho de los periodistas. Rock Hudson fue uno de los primeros personajes públicos
en ser víctimas del sida.
Debido a que en aquellos
años se creía que el sida era una enfermedad “exclusiva” de los homosexuales,
se empezó a especular sobre la orientación sexual del actor, haciendo que la versión
del contagio por transfusión perdiera veracidad. Días posteriores a su muerte,
empezaron a aparecer testigos que confirmaban la homosexualidad de Hudson. Se dijo
que en los años 50 había tenido varios amoríos con jóvenes, y que la razón por
la cual se caso era para no levantar sospechas en el momento cumbre de su
carrera. Inclusive se especuló que fue amante de Marlon Brando, además de participar
en fiestas homosexuales en compañía de Burt Lancaster, quien se unió a la lucha
contra el sida después de que Hudosn hiciera pública su enfermedad. El escándalo
se hizo más grande cuando un hombre llamado Marc Christian aseguro haber sido
amante de Hudson. Inicio un juicio en contra de los herederos del actor, alegando
que Rock nunca le había mencionado algo sobre su enfermedad, y que durante ocho meses habían tenido
relaciones sexuales sin protección. Tras un análisis de sangre, el resultado de
Christian fue negativo. Se llegó a la conclusión de que Hudson oculto sus
preferencias sexuales y su enfermedad por miedo a la discriminación y al
rechazo. La actriz Morgan Fairchild dijo “Rock Hudson le ha dado un rostro al
sida”.
A pesar del amarillismo y
crueldad de algunos medios, la muerte de Hudson ayudo a crear conciencia en la población
sobre la terrible enfermedad del sida, y desde entonces otros personajes célebres
se han armado de valor para dar revelar su enfermedad y, en otros casos, sus preferencias
sexuales, tal y como lo hizo Freddy Mercury en 1991.
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